Edificios patrimoniales: el desafío de atender pacientes en un Monumento Nacional - Servicio de Salud Metropolitano Central

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2 de junio de 2015

Edificios patrimoniales: el desafío de atender pacientes en un Monumento Nacional

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La celebración del Día del Patrimonio 2015, instancia convocada por el Consejo de Monumentos Nacionales, permitió a los chilenos reflexionar sobre su historia y visitar museos, edificios institucionales, entre otros inmuebles que han marcado la vida nacional. Y los centros de salud no son la excepción. El Servicio de Salud Metropolitano Central, SSMC, cuenta con dos inmuebles que ya son Monumentos Nacionales y otro en vías de serlo.

Hace un año el Consultorio (hoy Cesfam) N°1 de Santiago fue declarado Monumento Nacional, todo un desafío en el área sanitaria: con casi 80 años de existencia, se trata todavía de un recinto plenamente operativo, que atiende a miles de pacientes de la capital. “Este es el único centro de salud primaria del país que tiene esta condición”, señala su director, Gonzalo Sola. “Por eso ha sido un desafío. En general, los inmuebles declarados patrimonio no están en uso, pero este es un centro vigente, que tiene que mantenerse activo”.

Inaugurado en 1937 como el primer centro de asistencia edificado por la desaparecida Caja del Seguro Obrero, es considerado además el primer recinto de atención primaria del país. Obra del arquitecto Aquiles Zentili -que concibió además varios consultorios, viviendas sociales y el edificio del Laboratorio Chile- sus tres pisos fueron construidos en estilo Art decó.

Hoy sus autoridades trabajan con el Consejo de Desarrollo Local (que integran los usuarios del recinto) en un Proyecto de Manejo Estructural para presentar al Consejo de Monumentos Nacionales. Tras los más recientes arreglos al centro, que incluyeron reparar ventanales y pintar la fachada respetando sus colores más antiguos, ahora sueñan con acceder a nuevos recursos, que permitan abordar otras tareas, como recuperar la totalidad del piso original de baldosas, que aún se conserva en varios pasillos del edificio.

“La idea es poder mantener el edificio patrimonial, pero no congelarlo en el tiempo, sino que poder adecuarse de la mejor manera a las necesidades y a las normativas sanitarias que, por otra parte, estamos obligados a cumplir y que se actualizan permanentemente. Tenemos que lograr esa coexistencia”, afirma Sola.

“No hay mucho experiencia en el tema, menos en el área de la salud. Por eso, lo que estamos haciendo puede sentar un interesante precedente y ser el puntapié inicial para ver qué pasa con otros edificios de salud, hoy en uso, que también podrían ser protegidos”, destaca.

Los pabellones del San Borja

Al interior del extenso terreno que acoge el complejo del Hospital Clínico San Borja Arriarán, también en la comuna de Santiago, existe otro Monumento Nacional de la red del SSMC: el Pabellón Valentín Errázuriz. Inaugurado en 1925 –en octubre cumplirá 90 años-, formaba parte del proyecto original del antiguo Hospital Manuel Arriarán, concebido por el famoso arquitecto chileno Emile Jéquier, el mismo que diseñó el Museo de Bellas Artes, la Estación Mapocho y el edificio de la Bolsa de Comercio.

Recibió la declaratoria por parte del Consejo de Monumentos Nacionales el año 2009; sin embargo, en esa ocasión se dejó fuera a otro de los recintos que integraban el mismo diseño de Jéquier, el Pabellón Alejandro del Río. Hoy es sólo Inmueble de Conservación Histórica, pero el Comité de Patrimonio del hospital, junto a los vecinos, impulsa una ampliación para sumarlo.

“Nuestros planes son recuperar estos inmuebles, que debieron ser desocupados tras el terremoto del año 2010, y volver a darles un uso en la atención a pacientes. En agosto pasado se suscribió un compromiso con el municipio de Santiago para avanzar en esa línea”, indica el Dr. Jorge Martínez, director del Servicio de Salud Metropolitano Central (SSMC), cuya red integran tanto el San Borja como el CESFAM Nº1.

“Creemos que la atención en salud pública por un lado, y la defensa y rescate del patrimonio por otro, son mundos que pueden convivir en armonía. Estos edificios no son sólo un aporte arquitectónico y cultural a la comuna de Santiago, son verdaderos protagonistas de la historia de la salud pública en Chile y un tesoro para la red asistencial que debemos cuidar y aprovechar”.

 

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