Talento SSMC: La mirada de un directivo joven en la red pública de salud - Servicio de Salud Metropolitano Central

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26 de mayo de 2017

Talento SSMC: La mirada de un directivo joven en la red pública de salud

El Dr. Pablo Salinas, médico neurólogo de la Universidad de Chile (una especialidad a la que llegó atraído por su desafío intelectual y lógica de pensamiento), docente de la misma casa de estudios y con experiencia en el área de formación médica del Minsal (en la Unidad de Destinación y Becas), comenzó su vínculo como especialista con el Hospital Clínico San Borja el año 2010, y este mes cumple dos años en el cargo de subdirector médico.

Con 41 años, es uno de los directivos más jóvenes de la Red  del Servicio de Salud Metropolitano Central (SSMC) y colabora en la gestión de uno de los principales establecimientos de la red pública de salud, un rol en que ha sido “un aprendizaje continuo”.

Como especialista, instaló proyectos de desarrollo como el policlínico de Parkinson, con red de derivación, protocolos y atención continua, para dar respuesta a la enfermedad como GES, trabajo coordinado con la atención primaria y el SSMC que se tradujo también en instancias de capacitación técnica para los equipos. Proyectos como éste o similares que ha seguido impulsando ahora desde su actual calidad de directivo.

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¿Cómo ha sido la experiencia como directivo joven en la red pública?

Ha sido un proceso de crecimiento constante y positivo, en lo personal, lo profesional y para la institución también, porque uno ve que manteniendo firmes conceptos esenciales como la defensa de la salud pública, hemos podido ir mejorando indicadores, instalando más prestaciones y, en el fondo, ir estrujando los recursos que tenemos, que son pocos, pero que hemos podido mejorar su gestión. Siempre privilegiando que todas las acciones se realicen dentro del hospital, y a través de eso expresar el hecho de que estamos comprometidos con que la salud pública se tiene que potenciar.

¿Cuál es el aporte que pueden entregar como directivos más jóvenes?

Por un lado, la mirada de mantener un alto estándar técnico en lo que se está haciendo, del punto de vista biomédico; estar siempre buscando la innovación y avanzar en prestaciones nuevas para el sistema de salud en general, no sólo para el sistema público ni la red local; y la energía de seguir avanzando, creando cosas nuevas e ir mejorando las que ya están. Eso es lo que intentamos inyectar.

Un buen recambio es aquel que tiene convicciones claras de hacia dónde va. Independiente de las diferencias generacionales en el equipo directivo, nos convoca una cosa central: que al hacer bien nuestro trabajo el hospital funciona mejor, y así estamos potenciando uno de los principales hospitales de la red pública, y con ello dando testimonio que las cosas se pueden hacer en la salud pública y esta se puede recuperar, después de los años complejos que ha tenido  desde la década de los 80. Damos un sentido a nuestro trabajo en eso: lo que estamos haciendo es por el bienestar de un montón de personas, que son las que se atienden acá.

¿Qué hitos destacaría en estos dos años como directivo?

Creo que uno principal es la instalación de proyectos nuevos, nuevas prestaciones, algunas inéditas en el sistema de salud: la instalación progresiva del policlínico de disforia de género. La instalación, este año esperamos, del policlínico de hipertensión pulmonar esencial, una patología infrecuente pero que no está atendida en el sistema de salud, y lo estamos haciendo por primera vez acá, ni siquiera en el sistema privado. Ampliar prestaciones, como la instalación de válvulas percutáneas, las TAVI; la ampliación de prestaciones en neurología, que es mi área; el mejoramiento del acceso a distintos exámenes de laboratorio y de apoyo, que no se contaban acá pero que eran necesarios. La instalación del sistema de imagenología en red, que es el RIS/PACS. Son varios hitos que hemos podido ir agregando e instalando. Ha existido un ordenamiento de la gestión, que no se ve en el día a día rápidamente, pero que está generando frutos, y que significa ordenar el manejo de insumos, el manejo de fármacos, la contratación de recursos humanos, la instalación de una política más clara de formación en las profesiones de la salud.

¿Qué destacaría como desafíos pendientes?

Algo vital es culminar el proceso participativo con miras al futuro del hospital, con la entrega del informe final a la comunidad, y que se integre con el estudio de red que está realizando la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile. Esperamos sirva para cimentar la visión del nuevo hospital que hay que construir, porque fue la traducción de un sentimiento generalizado de toda la comunidad hospitalaria.

Y lo otro es el desafío constante de ir rindiendo las obligaciones directas que tiene el hospital, lo que se expresa más que nada en la resolución de la lista de espera. Se ha avanzado, y uno de los logros que hemos tenido es que se ha avanzado sin externalizar, sin despotenciar lo que se está haciendo acá. Revisando cifras de egresos hospitalarios, estos bajaron, pero de la mano con un aumento constante en el índice de complejización general del hospital y de áreas específicas clínicas. Y la atención ambulatoria ha aumentado. Entonces, eso quiere decir que estamos optimizando al máximo lo que estamos haciendo acá. Que ha costado plata, porque ha costado instalar exámenes que no se hacían, intervenciones que no se hacían, pero al final eso redunda en la creación de equipos clínicos, en la mantención de especialistas en sistema y por ende en el desarrollo de especialidades con generación de conocimiento. Y asimismo aumentar el estándar de calidad de las cosas que se están haciendo.

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¿Cómo influyó su experiencia como médico general de zona en su carrera?

Me formó como médico. Dio vuelta completamente cómo veía yo la profesión y la salud pública. Ahí viví lo que es realmente ser médico en el sentido real de la palabra. De estar acompañando el ciclo de vida a las personas, una experiencia de vida enriquecedora que te hace más humilde como médico y como ser humano. Ahí, enfrentado a la precariedad de recursos, de tiempo, de experiencia propia, uno debe sacar lo mejor de sí para sacar adelante los problemas clínicos. Y enfrentarse a eso te enfrenta por un lado a ser realmente médico, a mi manera de ver, y lo otro, te enfrenta a la realidad del país.

Esa experiencia es fundamental cuando decido asumir un desafío como la subdirección, porque te das cuenta que se requiere gente que esté comprometida, y que el sistema es una red, y si uno tiene la posibilidad de conocer esa red en sus distintas partes, puede adoptar mejores estrategias para abordar distintos problemas, en distintos niveles de atención.

Llegué a ser presidente nacional de la Agrupación de Médicos Generales de Zona y ahí tuve las primeras experiencias en cómo se hacía la administración en salud, y del rol que debíamos tener los médicos. Y de ahí viene la convicción que el ciclo general de zona debería ser la puerta de entrada más importante para el sistema público, porque permite dar estímulos para que uno se quede (monetarios, de formación continua, de reconocimiento). En la medida que exista un ciclo amplio con mayor ingreso de profesionales, van a ser más los que se terminen quedando en el sistema público, y que se queden con ganas, no sólo porque tienen una obligación de devolver. Y son colegas cuya experiencia les permite manejar mejor las situaciones clínicas del día a día.

¿Qué lo motiva a seguir trabajando en el sistema público?

La convicción que aquí estás haciendo una diferencia. Y sobre todo está el incentivo de que, lo que uno está haciendo, repercute directamente en la salud de las personas que tienen menos acceso económico en nuestro país. En el fondo, sentir que estamos avanzando en equidad.

Se requiere un gran gasto personal, se requiere mucha energía y el apoyo constante de las personas que a uno lo quieren, la familia, los hijos. El apoyo que me da constantemente mi pareja es fundamental en tomar las decisiones que tomo en el trabajo y en asumir los roles que asumo. Son los grandes motores, convicción siempre con el apoyo de tus cercanos.

Una vez mi hija me emocionó con lo que me dijo porque tenía que contar en el colegio qué hacían papás. Y sobre mí, dijo que ayudaba a dirigir un hospital, porque mi trabajo era tratar que las personas estén mejor y ayudar a las personas. Me lo dijo como lo dicen los niños, con una transparencia total. Entonces, son esos los pequeños momentos del día en que uno le da sentido a todo lo que está haciendo. Porque en el fondo es eso, tratar de conseguir un sistema más equitativo y más justo para las personas más desfavorecidas.